La conspiración de 1965, era un asunto entre guardias que no contemplaba incluir a civiles en los combates.
Por José C. Novas.
En un articulo que escribi recientemente prometí hablar sobre la participación de mi padre en el movimiento “Enriquillo” organizado por el coronel Rafael T. Fernández Domínguez que reclamaba la vuelta a la Constitución de 1963, la reposición del presidente Juan Bosch con su gabinete y las autoridades escogidas en las elecciones de 1962 y que culminó con el estallido de la revolución de Abril y la muerte del coronel Fernández Domínguez.
Se impone resaltar que la conspiracion no se contemplaba la participación de elementos civiles, hasta que no tuvieron mas altelnativas el dia que estalló la guerra.Mi padre, cuyo nombre era Luis María Mateo Rodríguez, había nacido en el paraje El Córbano, cerca de la ciudad de San Juan de la Maguana y creció en el Batey Central de Barahona donde era conocido como Luis Manita, porque asi llamaban a su madre en aquel pueblo.
Luis Manita ingresó al ejército nacional en 1947 y en la guardia por su baja estatura sus compañeros de armas le llamaban Mateito; siendo cabo fue asignado como jefe de puesto en la sesión de La Pared, como sargento jefe del destacamento del Central Rio Haina y para 1961 a raíz de la muerte de Trujillo Mateo Rodriguez fue ascendido al grado de teniente y trasladado a la ciudad de Pedernales. En Pedernales y después del golpe de Estado contra el presidente Bosch, Mateito fue reclutado por el coronel Caonabo Fernández y el mayor Ozuna Romanace y lo integraron al movimiento Enriquillo y designado comandante del destacamento de la colonia Los Arroyos, en las alturas de las montañas y a menos de un kilómetro de la frontera con Haití.
Mucho tendría que contar para describir el proceso que se presento durante la conspiración, pero la realidad fue que 10 días antes del 24 de Abril el mayor Ozuna Romanace viajó a Los Arroyos junto al teniente Nina Diaz para informar a Mateito que igual que los demás miembros del grupo conspirador, estaba trasladado para la comandancia de Elías Piña y que debía partir inmediatamente.
Era parte de los preparativos para entrar en accion, porque ya ellos sabían que pronto se producirían los eventos del 24 de Abril que todos conocemos, porque la trama que operaba desde el Sur mantenía vínculos con uno de los miembros de la Jafatura de Estado Mayor, el coronel Miguel A. Hernando Ramírez, que se mantenia en contacto con el coronel Caonabo Fernández que era el comandante de la fortaleza en la provincia de Neyba.
El asunto fue que el 28 de Abril ya en plena guerra, desde Elías Piña partió un contingente que suponía era para auxiliar la dirección de los combates en la capital y para hacer el viaje sin que fueran detectados enviaron varios camiones con las armas y unos pocos soldados para no levantar sospechas y los demás se trasladaron en transportación publica vestidos de civil, con la promesa de juntarse por la noche en Piedra Blanca, cerca de Haina.
El plan casi sale perfecto, de no ser porque al cruzar por San Cristóbal miembros de la elite militar que allí operaba, estaba en acuerdo con los de jefes de San Isidro y sonaron la alarma para impedir la entrada del grupo a la capital, los comandantes de la fuerza aérea notificaron a los marines, cuyas naves que ya se encontraban a corta distancia del ingenio Haina y los invasores con helicopteros y torpedos entraron en accion.
Conoci al soldado de Estados Unidos Tony Pesante, que tuvo participacion en los hechos de esa noche y me dijo que fueron los marines los que derribaron el puente presidente Troncoso que daba acceso a la capital; esa noche una pareja de recién casados que regresaba desde San Cristobal a la capital para iniciar su luna de miel, cayeron al rio dentro del automóvil y murieron en el acto.
Al desplomarse el puente, los lugareños de Piedra Blanca prendieron una fogata en medio de la carretera y con ello evitaron mayores desgracias y mas accidentes en medio de la oscuridad de la zona. Al llegar el contingente al lugar hallaron derribad la estructura y el mayor Ozuna Romanace detuvo la marcha y ordeno regresar a San Cristóbal, fue cuando Mateito sugirió que le asignen cincuenta soldados para con ellos intentar por una ruta que conocía tomando el camino de La Pared, seguir por el paraje Quita Sueño hasta el puente de Manoguayabo y tomar el camino de Embgombe que empalmaba con la avenida Sarasota.
Ese intento de Mateito tuvo el éxito porque la unidad llegó a la capital, mientras los que regresaron a San Cristóbal fueron arrestados. Fue el comandante Mateo Rodríguez, mi padre , el que en la avenida Bolivar tomo por asalto el cuartel de la policia y ese episodio de la guerra esta reseñado por Claudio Caamaño en su libro titulado La Guerra de Abril, la única publicación de todas las que he leído que menciona por su nombre al teniente Mateo Rodriguez, donde según me contó el propio Mateito, se produjo una carnicería humana esa noche.
Del grupo que le acompañaba de acuerdo a sus palabras, la mayoría desertó en medio del tiroteo, muchos murieron, otros resultaron heridos y a fin del enfrentamiento seis de los que venían desde el Sur se mantuvieron hasta el final y se entregaron. Se trato de una batalla contra el grupo especializado Hombres Ranas y se debio a un error por falta de comunicaciones, porque los rebeldes amotinados en la vieja ciudad, creyeron que el asalto fue realizado por unidades regulares del ejercito contra los constitucionalistas amotinados en la ciudad intramuros y los atacaron.