La Rebelión de los presos.
Por José C. Novas
Si hay un evento del pasado dominicano que podría despertar el interés de los grandes productores de Hollywood, por ser un caso único, es el conocido como la rebelión de los presos de 1903; si fuera llevado a los escenarios en forma de obra o película, sin dudas tendría el potencial de grandes expectativas, quizás con posibilidad de éxitos taquilleros. Se me ocurre, porque la histórica revuelta, hasta donde sabemos no tiene precedentes y no se ha vuelto a repetir en ningún lugar del planeta.
Usted se preguntará ¿porqué el argumento de una obra o película? A nuestro modo de ver, lo ocurrido el día 23 de Marzo de 1903 en la ciudad de Santo Domingo, a la una de la tarde, al sonar súbitamente los disparos en la entrada principal de la fortaleza Ozama, monumento colonial también llamado torre del homenaje. Con los primeros tiros murieron dos centinelas que vigilaban, sin esperarlo, ese día les tocó hacer su viaje hacia el infinito.
Pero a pesar de lo sorprendente con que se dieron los hechos, el plan de ejecución fue casi perfecto y tomó varios meses a los conspiradores prepararlo. Los motivos, además del caudillismo que imperaba para la época, tenia su origen las medidas de represión impuestas por el Presidente Horacio Vásquez contra sus adversarios, tan severas fueron las iniciativas del gobierno, que los dirigentes de la oposición casi en su totalidad estaban encarcelados, creando un asinamiento en las celdas nunca antes visto en el país.
Uno de los arquitectos de la conspiracion fue el general Alejandro Woss y Gil, conocido como Alejandrito Gil, hombre culto, jóven político, que había sustituido en 1885 al Presidente Francisco Gregorio Billini, con la renuncia de Billini, Alejandrito en su condición de vice-presidente fue juramentado y recibió apoyo del partido azul del general Luperón y manipulado por el general Lilis. En 1903 el presidente Vasquez buscaba neutralizar la oposición a través de la cárcel, Alejandrito había pasado en la Torre del Homenaje varios meses y desde allí le comunico al Presidente Vásquez su intención de rectificar su conducta política y colaborar con la autoridad a cambio de su libertad. El Presidente cayó en la trampa y mordió la carnada de Alejandrito, que fue liberado y designado en la comandancia de armas de San Carlos con el rango de general.
Alejandrito en pleno goce de su libertad, en secreto se puso de acuerdo con sus seguidores mantenidos tras las rejas, allí tomaba forma el plan a medida que pasaban los días. Entre los errores del presidente Vásquez, fue permitir rotar los prisioneros de una cárcel a otra y ello facilitaba que Alejandrito Gil tuviera contacto con sus hombres de confianza, entre los que destacaban el valiente Pedro -Perico- Pepín, el intrépido Remigio Zayas (Cabo Millo), los audaces Deogracia Martí (Dundún), Andrés Navarro, Leopoldo Espaillat y Miguel Febles, para solo mencionar algunos.
En una de esas rotaciones, Alejandrito armó sus hombres y ordenó su dotación atacar la fortaleza Ozama, donde le esperaba un contingente de confinados bajo el mando del general Perico Pepín con planes de amotinarse; al producirse el asalto a la Torre del Homenaje, los cómplices confinados esperaban dentro de la cárcel desataron un motín; a la una de la tarde. El motín inició en momentos que los comandantes aliados al presidente Vásquez dormían la siesta y en cuestión de horas la capital dominicana cayó en poder de los rebeldes, a raíz de los enfrentamientos las calles de la ciudad colonial quedaron cubiertas de cadáveres.
Ya a las cinco de la tarde de aquel 23 de Marzo de 1903 el general Alejandrito Gil fue proclamado comandante de la Junta Revolucionaria y Presidente Provisional de la República; este es un caso único hasta donde se sabe, resultado de una conspiración que incubó tras las rejas y destituyó al Presidente en cuestión de horas, y otorgando el poder al líder de los confinados. Los hechos están ampliamente detallados en uno de los capítulos de la obra titulada “La Batuta de Alejandrito” y cuyo autor es quien subscribe éste articulo.